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Joven simoqueña llegó a la cumbre del Aconcagua

Guadalupe Romano, sería la primer simoqueña en conseguir ese objetivo, y una de las tres tucumanas en pisar la cima más elevada en América.

Guadalupe Romano, una jóven oriunda de la ciudad de Simoca , hizo cumbre en el cerro Aconcagua que, con 6960,8 metros, sobre el nivel del Mar. La travesía empezó el 7 de febrero; ella junto a ocho andinistas y tres guías iniciaron el ascenso.

“Es el lugar donde me siento plena, donde conecto conmigo misma y eso me da una fortaleza increíble. es un sentimiento único, que ni siquiera podés compartirlo con muchas personas, porque no lo entienden”

Cuenta la joven que tuvo que sacrificar muchas cosas; sus entrenamientos empezaban diariamente a las cinco y media de la mañana, se interrumpían cuando ella entraba a trabajar y terminaban a la tarde, con alguna salida de biking o trekking por Tucumán.

“Entrenaba doble turno, y los fines de semanas ‘tirábamos’ caminatas largas u otras cumbres -cuenta-; fue duro, sobre todo en invierno, porque es difícil levantarte temprano. El objetivo es lo que te motiva y te da fuerzas”. Con la meta en la mira, Guadalupe empezó a comunicarse con guías de la montaña que pudieran acercarla a la cumbre. “Muchos te dicen que el camino está re marcado y que lo podés hacer solo, pero me parecía imprudente. Necesitás estar al lado de un profesional; vos no sabés cómo te puede caer la altura… y menos mal que lo hice así, porque este año hubo muchos accidentados y muertos. La montaña se puso muy técnica por la cantidad de nieve que cayó”.

Según le comentaron, Guadalupe sería la única simoqueña en haber logrado hacer cumbre. Además, sería la tercera mujer tucumana en ascender el Aconcagua, pero, la única en lograr llegar hasta arriba. Es que -admite- no son tantas las mujeres que se animan a este tipo de expediciones; representan, quizá, el 30% de los andinistas. “Es importante que las mujeres vean que pueden hacer esto, y que es una experiencia buenísima -considera-; pero sí, es verdad que tenés que ser fuerte. Quizá por eso no todas se animan. Es muy duro; me ha pasado de estar a 5.500 msnm y tener que salir con 10 grados bajo cero a hacer mis necesidades en una bolsita. No es algo cómodo, pero es parte de la experiencia”.

Guadalupe llevaba un cartel con el nombre de su pago. Y aunque no llegó a fotografiarse con él (tuvieron que realizar rápidamente el descenso, ya que otros compañeros empezaron a sufrir mal de altura). “Tengo enumeradas varias cosas que me gustan, como metas. Y la 10 es cumplir sueños; y esto fue, sin duda, un sueño cumplido”

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