“Vestir el uniforme naval es sinónimo de responsabilidad, disciplina y familia”, dijo Luis Fernando Romano, oficial de la Armada Argentina, oriundo de Simoca que lleva 22 surcando el mar argentino.
Un 20 de octubre, pero de 1926, se instituyó el Día del Furriel Administrativo Naval con motivo de la creación de la Escuela de Furrieles. Ésta, es una de las 15 especialidades de formación en la Escuela de Suboficiales de la Armada Argentina.
El furriel hacía, entre otras tareas administrativas relativas al personal, a las finanzas, a la adquisición y control de los repuestos y suministros necesarios en los diferentes destinos. También asesoran en cuestiones relacionadas con la reglamentación, documentos vigentes y trámites internos de la Institución.
Es por ello que la Armada Argentina recordó este noble oficio, personificándolo en la historia de vida del suboficial segundo furriel Luis Fernando Romano de 40 años que se desempeña como encargado de la mesa disciplinaria de registro único en la Dirección General de Personal y Bienestar de la Armada. Allí trabaja en aspectos relacionados a la justicia militar, temas disciplinarios y administrativos.
Es un apasionado por su trabajo, también disfruta de salir a correr, jugar al fútbol, hacer natación y jugar al vóley con su hija Lourdes, de 13 años. Esas aficiones le permitieron confraternizar con otros integrantes de la Armada y de otras Fuerzas Armadas al participar en Campeonatos de Fútbol y Torneos Interfuerzas. “Un espacio donde uno tiene la posibilidad de hacerse conocido con personal de otros destinos”.
En la actualidad se encuentra en pareja con Sandra, quien es su compañera desde que cursaba el colegio secundario. Ella también es personal civil de la Fuerza y trabaja en el Servicio Administrativo Financiero de la Armada.
En la Institución también se encuentra su hermano Aldo René Romano, quien decidió entrar a la Armada tres años después que él y hoy, siendo Cabo Principal Artillero, al igual que su hermano mayor trabaja en el edificio Libertad, pero destinado en la Dirección de Armas y Electrónica Naval.
Romano nació en la ciudad tucumana de Simoca rodeado de su familia y amigos cercanos. Allí piensa volver a vivir algún día, entre las sierras calchaquíes.Simoca es un pueblo chico, humilde, familiar”, de esa forma describe a su terruño cuyo nombre proviene del quichua “shim mu kay” que significa “lugar de paz y silencio” o “lugar de gente tranquila y silenciosa”.
En ese poblado transcurrieron 22 años de su vida hasta que un día, mientras transitaba su último año del profesorado de Economía, motivado por un anuncio radial de la Delegación Naval Tucumán decidió inscribirse en la Escuela de Suboficiales de la Armada ubicada en la Base Naval Puerto Belgrano.
En 2005 egresó con la especialidad de Furriel y se presentó en su primer destino, la Base Aeronaval Punta Indio ubicada en la ciudad de Verónica, provincia de Buenos Aires, donde estuvo seis años. Años más tarde, le tocó viajar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para desempeñarse en la Dirección de Relaciones Institucionales de la Armada, donde estuvo desde el 2012 hasta el 2018.
Luego de realizar el Curso Aplicativo en la Escuela de Ciencias del Mar, formación intermedia que la Armada brinda al personal de suboficiales para que adquieran nuevas competencias, como la de organizar su cargo; conducir, instruir y supervisar al personal subordinado en el cumplimiento de las tareas propias de su orientación, fue trasladado a una unidad operativa, el transporte ARA “Canal Beagle”.
Después, fue destinado a la Dirección General de Personal y Bienestar de la Armada, donde cumple funciones hoy en día.Recuerda como hecho relevante “el desapego al dejar Tucumán para venir a trabajar en la Armada”.
También destaca su paso por la Base Aeronaval Punta Indio, donde aprendió gran parte de las tareas de su profesión. Sin embargo, estar destinado en el buque “Canal Beagle” le permitió “conocer Argentina desde el mar. Una experiencia distinta a todo lo que había vivido en la Armada”.
